martes, 4 de marzo de 2014

POEMAS DE  RAFAEL ALBERTI

LA PALOMA
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
  Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
  Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
  Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
  Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
  (Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)


GRUMETE
¡No pruebes tú los licores!
¡Tú no bebas!
¡Marineros, bebedores,
los de las obras del puerto,
que él no beba!
¡Qué él no beba, pescadores!
¡Siempre sus ojos despiertos,
siempre sus labios abiertos
a la mar, no a los licores!
¡Que él no beba!


GALOPE
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.

¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!


BALADA PARA LOS POETAS ANDALUCES DE HOY
¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?
Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde están los hombres?
con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?
Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parecen que están solos.
¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?
¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quién mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?
Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.
No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.

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